sábado, julio 29, 2006

Un ratón inmoviliza 8 trenes de RENFE incluido un talgo

En Barcelona todo un ejército de trabajadores consigue paralizar el aeropuerto. En Asturias tenemos ratones kamikaze que logran paralizar hasta 8 trenes de RENFE ellos solitos. A pesar de la cabronada que ha debido ser para los usuarios, desde este modesto blog, deseamos que el ratón veriñense kamikaze se encuentre en el cielo de los ratones, donde los trenes son de queso y las averías se reparan en cuestión de minutos.

El Comercio. Viernes, 28 de julio de 2006
GIJÓN. Un ratón inmoviliza ocho trenes
La mordedura de un roedor en el tendido eléctrico a la altura de Veriña paraliza el tráfico ferroviario entre las nueve y las diez de la mañana
R. LANERO/GIJÓN
EL SUCESO
Avería: se produjo a las 8. 55 horas, en la subestación de Veriña. Los técnicos de mantenimiento comprobaron que un roedor había mordido un cable que, a su vez, había provocado un cortocircuito y dejado sin corriente la línea de Renfe entre Gijón y Oviedo.
Afectados: ocho trenes, uno de ellos el Talgo Gijón-Alicante de largo recorrido.
Bastó un certero mordisco para interrumpir el tráfico ferroviario entre Gijón y Oviedo durante una hora. Un pequeño roedor obligó ayer a los operarios de Renfe a intervenir de urgencia para restablecer la circulación, detenida entre Villabona y la ciudad por un cortocircuito que se produjo cuando el ratón le hincó los dientes a uno de los cables de la subestación de Veriña. En total, se vieron afectados ocho trenes, siete de cercanías y uno de largo recorrido, el Talgo Gijón-Alicante.
Los hechos se produjeron cinco minutos antes de las nueve. El animalillo suplió su aparente debilidad física con la buena puntería. Tocó la columna vertebral de la subestación y revolucionó a todo el personal de mantenimiento. Los trenes se quedaron sin corriente y, poco a poco, fueron perdiendo velocidad hasta quedar paralizados, cada uno de ellos en un punto del trayecto comprendido entre la estación de Villabona y Gijón.
La confusión reinó durante unos minutos en los trenes. Los revisores caminaban de un lado a otro, nerviosos al desconocer el tipo de avería que les había obligado a detenerse. Los viajeros también empezaron a temerse lo peor, así que los teléfonos móviles comenzaron a echar humo. La mayor parte de la gente llamaba a su trabajo para avisar del retraso, aunque también hubo cancelaciones preventivas de consultas médicas, clases y reuniones con amigos, entre muchas otras.
Casi todos los afectados le echaron inicialmente la culpa de su mala suerte al temporal. «Seguro que el viento ha arrancado alguna línea de alta tensión», pensaban algunos. Los más pesimistas auguraban un gran caos en toda la red viaria regional. Las explicaciones del personal de Renfe no contribuyeron a calmar los ánimos. «La subestación de Veriña se ha derrumbado», dijo el revisor del cercanías que salió de Oviedo a las 8.36 horas. Sus palabras hicieron que algunos se echaran las manos a la cabeza, aunque otros se lo tomaron con más sentido del humor y prefirieron ponerse cómodos para hacer más llevadera la espera.

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